Pablo Morandé, Managing Director de Superfruit

Corría el año 1986, cuando Agrosuper decide incursionar en la industria frutícola y formar Superfruit, empresa dedicada a la producción, procesamiento y exportación de fruta de alta calidad. Transcurridos 34 años, la empresa cuenta con 1.000 hectáreas de plantaciones de ciruelas -y más de 1.500 hectáreas adicionales para otros frutos-, repartidos en 11 campos distintos en la zona de Rancagua, Melipilla y Lolol, zonas ubicadas entre 90 y 200 kilómetros al sur de la capital.

A diferencia de otras empresas, Superfruit es productora de su propia fruta. “Buscamos con ello asegurar la calidad, control y trazabilidad de la materia prima (fruta)”, indica su managing director, Pablo Morandé.

Con 350 colaboradores -que en tiempos de cosecha pueden sumar a 500 personas adicionales-, Superfruit alcanzó una producción de 9 mil toneladas este 2020, con una baja de 10% respecto al periodo anterior, que obedecieron a las crudas heladas registradas en septiembre del año pasado.

Se trata de una firma cuya producción se destina 100% a las exportaciones, siendo sus principales destinos los países europeos; se trata sin duda de uno de los mayores exportadores de fruta seca del Hemisferio Sur.

Puntualmente en lo que respecta a ciruela deshidratada, Chile cada vez tiene fruta de mejor calidad, sobre todo respecto al calibre, “estamos avanzando y eso se ve en los mercados; hay clientes que antes solo compraban de California, y ahora también lo hacen de Chile. Nuestro país dejó de ser oferente solo de frutas pequeñas, las qué en todo caso, este año alcanzaron mejores precios por un asunto de oferta y demanda”, puntualiza el ejecutivo.

Aunque también hay motivos en el mercado que hacen pensar en fresco, en las ciruelas D’Agen que han vividos ciclos de alza y baja, siendo este 2020 de un volumen menor a un precio mayor, “estamos en una etapa de aprendizaje, necesitamos saber bien el producto necesitado por China”, agrega, respecto del principal país demandante de ciruelas frescas.

El desafío para una superfruta 

Para el ejecutivo, uno de los desafíos más claros que tiene la ciruela deshidratada chilena -como principal exportador del mundo de este fruto- tiene que ver con la promoción (Nota del editor: recientemente se han dado a conocer estudios de investigadores holandeses  en colaboración con el Instituto de Investigación Cardiovascular de Maastricht, descubriéndose recientemente que su contenido de vitamina K ayuda a recuperarse del Covid-19, aparte de ser uno de los mejores alimentos para el tratamiento de la osteoporosis, entre varios otros beneficios).

“Debemos mejorar la promoción. Primero, alinearnos como industria chilena, así como entre industria y autoridades, y luego, abordar el tema en unión con otros países o zonas productoras como California y Francia. Las condiciones están dadas para dar a conocer, en conjunto, un producto altamente saludable, y en donde la tendencia apunta hacia el consumo de este tipo de alimentos”, dice.

Pablo Morandé expresa que no es necesario “pelear” con la competencia, existiendo un producto tan bueno que permite la posibilidad de “agrandar la torta” y mejorar precios. Además, este trabajo conjunto se puede hacer para abordar un mercado tan interesante como el de la India, que año a año tiene un creciente poder adquisitivo.

Junto a la promoción, sin duda, el ítem agua y cambio climático es otro tema clave para el desarrollo del sector y la industria. Este año ha sido más tranquilo en cuanto a las lluvias, pero ya las últimas semanas ha vuelto una tendencia negativa con un agosto bastante seco. “Tenemos un riego muy eficiente, el 100% se hace con riego tecnificado, por goteo”, añade Morandé.

Otro desafío no menor para el ejecutivo, y que la industria ha asumido de buena forma en Chile es el de operar en medio de la pandemia. Desde marzo, cuando empezó la cuarentena, Superfruit tomó rápidas medidas de mayor aislamiento, sectorizar plantas, buscar distancia social entre las personas, con transportes, baños y comedores adicionales, entre otras acciones para proteger a nuestros trabajadores, como capacitarlos para que las buenas prácticas de cuidado sean transmitidas a sus familias, amigos y así evitar contagios “sociales”.

“En la empresa hemos tenido mucho trabajo para estar muy bien protegidos, y el esfuerzo ha valido la pena, no teniendo ningún caso activo en la empresa (al momento de la entrevista)”, expresa finalmente.

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